Hace apenas una década atrás, en la isla era de poco dominio el término ciberbulling o ciberacoso. Hoy tristemente conocido (y digo así pues su finalidad es nociva por donde quiera que se mire) es fruto de esta era digital, donde la interconexión engloba comunidades de personas que viven dentro de una sociedad online. Una burbuja ciberconectada que… en no pocas ocasiones, traspasan de la cotidianidad online a la vida offline, y nuestro pequeño archipiélago, se sumó a la tecnología y todo lo que ello arrastre, también.
El bulling no es un concepto reciente, sin embargo, en las últimas décadas, en el mundo el uso del mismo ha alcanzado proporciones alarmantes, convirtiéndose en un peligro. Es una forma extrema de violencia, que comprende actitudes agresivas, de intimidación, abuso, maltrato y/o acoso.
Lo distingue tres características esenciales que lo diferencia de otras manifestaciones de violencia, según explica en entrevista exclusiva para LyM, la Máster en Psicología clínica, Roxana Toledo Vidal.
«Lo primero es el hecho de que sea intencional, deliberado con el fin de dañar a la otra persona, además, se hace de manera repetida y continuada, por lo que no existe un compás de tiempo definido, por otro lado, en este fenómeno existe una relación desigual y asimétrica de poder, debido a que hay un desequilibrio entre el victimario y la víctima, que puede ser por tamaño, número, etc».
«Entre las tipólogías estudiadas desde las ciencias psicológicas, se encuentra con mayor frecuencia el maltrato físico, verbal, la exclusión social, la coacción, y dentro del mundo digital se da el fenómeno del ciberacoso o ciberbulling, donde se pone de manifiesto las formas antes expuestas, empleando los medios tecnológicos con la característica de darse por lo general, bajo el anonimato».
Aunque en la Mayor de las Antillas son escasas las investigaciones sobre el fenómeno del ciberacoso, existen organizaciones que actúan y aportan en la lucha contra este flagelo, que lamentablemente va ganando en adeptos.
Entre las instituciones que han plantado bandera para frenar, minimizar u orientar sobre esta calamidad tecnológica, contamos con la ONG Oscar Arnulfo Romero (OAR), quien diseñó la campaña Evoluciona, la cual ha focalizado el acoso sexual. Sus orígenes metodológicos están basados en un estudio sobre «Imaginarios sociales que configuran y legitiman las violencias hacia las mujeres. Análisis en mujeres y hombres, adolescentes y jóvenes de América Latina y el Caribe».
Entre las propuestas que ofrecen, se visualiza el mensaje de la actriz Saray Vargas que nos invita a prevenir, identificar y denunciar las prácticas de ciberacoso que afectan la privacidad y salud de quienes la sufren.
Para el activista y coordinador de comunicación en la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades (RIAM), Jesús E. Muñoz Machín, son escasos los estudios sobre el tema en el país.
«La Red tiene una mirada sobre el mismo, que, aunque no es un fenómeno nuevo en su práctica, si se está visibilizando con mayor fuerza en la actualidad», comenta Muñoz Machín para LyM. «Hemos intentado entender cómo funciona en espacios conectados o no, debido a la propia dinámica de la isla, pero se hace esencial la realización de investigaciones, para dar una visión especializada sobre el tema y poder montar campañas comunicativas».
El ciberacoso conlleva a importantes afectaciones psicológicos para las personas que son víctimas de él. Explica la Máster en psicología a esta Agencia, que «todas las víctimas de bulling presentan laceraciones en el plano psicológico, sin embargo, el ciberbulling o ciberacoso, tiene características distintivas que acentúan y contribuyen a que estas afectaciones sean más marcadas, y entre ellas se destacan, el posible anonimato del agresor, ya antes mencionado.
Otra peculiaridad sería el número de espectadores alcanzados, aquí vemos una notable cifra de personas que están siendo partícipes de esta agresión a la que es sometida la víctima, pues las redes logran un gran alcance; y por otra parte, hay una ciberagresión por tiempo indefinido, aunque se eliminen mensajes, post, fotos, videos, audios, etc, una vez subido a la red, ya no podemos controlar el tiempo que van a permanecer, pues toda la información se vuelve de acceso público».
Para el activista y coordinador de comunicación del RIAM, en los entornos escolares, existe una mayor presencia de dispositivos tecnológicos en manos de los menores, lo cual conlleva a que el bulling tradicional se desplace y tenga una presencia marcada en las plataformas digitales.
«Pienso que no siempre los colectivos docentes están preparados para enfrentar este tipo de violencia, debido a que hay una ausencia de formación en temas de género, de cómo prevenir estas modalidades de violencia, y como tercer factor tenemos el poco dominio de las tecnologías, principalmente cuando el claustro está integrado por personas de una edad madura, y al no dominar dichas tecnologías pues tampoco entienden las dinámicas que ocurren entre adolescentes-jóvenes, y por tanto, no perciben en ocasiones el fenómeno, y en otros casos, aunque lo ven, no saben cómo lidiar con él, y por consiguiente, no pueden prevenirlo».
Muñoz Machín
«Existen perfiles en Facebook como el llamado Putas Cubanas, donde se ve la comercialización de mujeres con fines sexuales, aquí hay menores de edad, aunque en los últimos días se ha realizado varias denuncias sobre este perfil, que lucra contra la integridad de las menores», asegura Muñoz Machín.
El ciberacoso se da lo mismo de mujeres hacia hombres, que, de hombres hacia mujeres, o de mujer a mujer, o de hombre a hombre, el fin es subordinar al otro, por lo tanto, ocurre en todas las direcciones; ahora bien, en la mayoría de las veces, los victimarios suelen ser los hombres.
Los sentimientos de culpa e inseguridad se apoderan de las víctimas, y se vuelve cíclico la prolongación de esta victimización, y en dependencia de las características individuales, se acentúa la ansiedad, la tristeza, hasta la idea suicida, y la denuncia no siempre se hace efectiva.
Romper el silencio es fundamental, hay que buscar apoyo social, profesional, manera de afrontar este mal, porque nadie merece ser víctima de violencia. El ciberacoso atrasa, y nosotros junto con él.
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