Por Noel David Suárez/ Especial para LYMSOCIAL
Laura Delgado no es solo un rostro emergente en la televisión cubana, sino una actriz con una sólida formación teatral. Antes de conquistar la pantalla con su papel en Sábados de gloria, su carrera se forjó en los escenarios teatrales, de la mano de la compañía Hubert de Blanck, con interpretaciones desafiantes en piezas clásicas. Su talento y entrega la llevaron a encarnar personajes icónicos como Julieta en Romeo y Julieta, Abigail Williams en Las brujas de Salem y Laurencia en Fuenteovejuna, además de destacar la puesta de Ni un sí ni un no.
Además de su pasión por la actuación, Laura tiene un profundo interés por la moda y la poesía, así lo refleja en sus redes sociales. En su cuenta de Instagram comparte aspectos de su vida personal y profesional, mostrando su dedicación al arte y su amor por la moda.
En esta entrevista, hacemos un recorrido por diferentes aristas de su vida, y descubrimos aspectos interesantes de su carrera que han sido influyentes en la Laura que vemos actualmente en cada trabajo interpretativo. También nos cuenta sobre el rigor del teatro, el reto de interpretar personajes de gran carga emocional y cómo su paso por las tablas ha influido en su crecimiento como actriz y ser humano:
¿Cómo descubre Laura su vocación por la actuación?
Desde muy niña me encantaban las películas infantiles, en particular las de Disney. Me sabía de memoria todas las escenas y las representaba con muñecas. Recuerdo que en un cumpleaños cogí una piñata que tenía forma de casita y con todos mis muñecos hice una representación. Ya se notaba la inclinación y cada vez se iba mostrando más la inquietud por el arte. Practiqué ballet y gimnasia, y con apenas nueve años comencé a recibir clases para aficionados hasta los 11. Estudié también con el maestro Raúl Eguren, y aunque por poco tiempo, tuve la oportunidad de recibir clases impartidas por Adolfo Llauradó, pues él tenía un grupo de alumnos mayores que yo, y lógicamente las edades son importantes para la creación.
¿Qué importancia le atribuye a su carrera el hecho de ser graduada de la Escuela Nacional de Arte (ENA)?
Yo me gradué de la ENA en 2012. Tengo gratos recuerdos de grandes maestros como Juan Andrés, Yailín Copola, Ismercy Salomón, que ya no está en Cuba, pero yo la adoro, Palmero, la maestra Ana Rojas,entre otros a los que también quise mucho. No obstante, en realidad lo que define la vocación, el talento, las posibilidades y el futuro es la vida laboral, eso es indiscutible. La ENA da herramientas básicas para entender y conocer el mundo de la actuación, pero a la hora de definir la vida laboral se impone.
Cuéntanos sobre esas primeras experiencias en espacios de la televisión
Lo primero que hice en televisión fue a los 11 años en un espacio llamado Abriendo caminos. Lo recuerdo con mucho cariño; el tratamiento hacia los niños era muy cuidadoso, fue un espacio muy lindo. Después trabajé en la serie De amores y esperanzas, dirigida por Raquel González, quien también fue mi maestra en la ENA, con un personaje al que quiero mucho llamado “Jeny”. Esto se produce en un momento muy especial de mi vida, donde me hacía falta un trabajo como este y qué mejor que estar dirigida por una maestra como Raquel, que es de esas que te enseñan para toda la vida. Unido a eso, ser además en ese espacio la hija de un actor de la talla de Aramís Delgado y tener escenas muy fuertes con él constituyó un sueño hecho realidad. Ese fue mi primer trabajo de peso en televisión.
Asuntos Pendientes marcó su debut en telenovelas con un personaje un tanto contradictorio llamado Isabel, ¿cómo lo recuerda?
Asuntos Pendientes fue importantísimo, bajo la dirección de Felo Ruiz y Tamara Castellanos. Fue, como dices, mi primera telenovela; ahí el estudio es diferente, así como la construcción de los personajes. Hay que llevar una secuencia de todo lo que se hace. La televisión es dificilísima porque la cámara está bien cerca, y uno tiene que elegir muy bien qué es lo que va a estar expresando constantemente, porque se lo está narrando al espectador y eso hay que tenerlo muy presente. Yo le agradezco muchísimo a Felo y a Tamara por la oportunidad, le agradezco a los actores con los que compartí y enormemente al público, pues yo jamás imaginé que un personaje como Isabel fuera a llamar tanto la atención.
Actualmente forma parte del elenco del popular policiaco Tras la huella. ¿Cómo llega al personaje de Anita y qué experiencias ha adquirido junto a actores ya habituales como Maikel, Amelia Reyes y Leonardo Benítez?
Tras la Huella es familia. Entréa formar parte del equipo en la etapa de pandemia; estaban aún en ese entonces Mirian Alameda (Mumita) y Giselle González, así como Maikel Amelia y Leo Benítez, que se mantienen y son mis amigos, personas a las que admiro, quiero y respeto mucho. Son actores que siempre brindan la mano, es un espacio muy gustado; cuando entré,jamás imaginé que lo iba a querer tanto. Hay una calidad humana muy grande; todos son muy respetuosos con el trabajo, muy profesionales, desde el técnico hasta el director; lo puedo decir así sin temor a equivocarme.
Ya a través de este espacio las personas comienzan a conocerme y me saludan por la calle como la muchacha de Tras la Huella. De eso se aprende mucho, porque, aunque parezca que no, mi personaje, cuya especialidad es la inteligencia criminal, tiene muchísimo peso porque es la que lo busca todo, la que enlaza las evidencias y brinda conclusiones y posibilidades para la solución de un caso. Por eso Anita tiene un peso importantísimo en toda la investigación.
Muchas veces las personas piensan que esos personajes no tienen mucho para expresar, y nadie sabe la dificultad que tiene comprender el trabajo que están haciendo, de expresarlo de una manera creíble; a veces son textos complejísimos de puro tecnicismo y que hay que decirlo tal cual, porque es así como se resuelven los casos y como se analizan.
En el teatro ha desempeñado disímiles personajes dentro de la Compañía Hubert de Blanck. ¿Qué ha representado en su formación actoral ser parte de esta importante entidad teatral?
Yo empiezo en la compañía teatral Hubert de Blanck en el año 2012 cuando me gradúo de la ENA. Recuerdo que dieron las boletas y me enviaron un grupo al que, honestamente y con todo respeto, yo no quería mucho, porque no tenía química con ellos, algo que puede pasar en el arte. Debido a eso voy llorando a ver a Fabio, mi profesor, un maestro de muchas generaciones de artistas en Cuba, que siempre luchaba porque los actores fueran lo más intelectuales posibles. Cuando le dije que no me sentía bien, ahí me preguntó: —¿Y qué grupo te gusta?—, yo le dije: —El Hubert de Blanck. Dicho esto, y a pesar de advertirme que era difícil por lo selectivos que son en esta compañía, me consiguió una cita con Orieta Medina, su directora. Ella me hizo una serie de preguntas y solo al escucharla me dije: «-este es el lugar donde quiero estar», y aquí he estado durante 12 felices años haciendo teatro.
Lo primero que hice en la compañía fue la obra de José Martí La muñeca negra; ahí yo interpreto a la muñeca blanca que le regalan a Piedad. A pesar de que prácticamente no tenía texto, fue un trabajo lindo, sensible, de detalles, de momentos, de aprendizaje, de comprender la vida del teatro, que nada tiene que ver con lo que te enseñan en la escuela y nada tiene que ver con lo que tú imaginas; es dura y al mismo tiempo creativa. Fue un proceso cargado de factores de todo tipo, de aceptación, de formar parte de un colectivo, de admirar a personas, de ver grandes resultados y decir: «-yo quiero hacer grandes cosas como las hacen estos actores». En ese sentido estoy súper agradecida.
Después trabajé con Luis Brunet, con María Elena Soteras, que es una directora de muchos años con la que trabajé en obras como Vientos huracanados, que es teatro costumbrista; trabajé en El deseo, que fue una gran lección con Hansel Lestegás como cointérprete, y La ronda, una obra con muchos actores, de las más grandes en ese sentido que hemos hecho. Trabajé con José Ramón Digo, que es un actor que en su momento también incursionó en la dirección, y por supuesto con Orieta Medina, con quien tuve el regalazo de compartir en El cartero de Neruda y en Fuenteovejuna. Con ella también hice una comedia de Woody Allen.
He trabajado también en obras dirigidas por Fabricio Hernández; la primera de ellas fue una comedia de Abelardo Estorino titulada Ni un sí ni un no. Después hice El Gallo Electrónico, un musical para niños con texto de Yerandy Fleites, así como La Guerra, que es un texto del propio Fabricio, y por supuesto Romeo y Julieta y Las Brujas de Salem.
¿Qué impacto ha tenido Romeo y Julieta en su aún joven carrera y en su desarrollo como actriz?
Fue un antes y un después. Yo creo que interpretar a Julieta es un sueño para cualquier actriz por la complejidad del personaje, primero por el título, porque muchas personas quizás no saben tanto de teatro, pero les hablan de Romeo y Julieta y enseguida la reconocen como una obra de William Shakespeare. Es una de las obras que más han trascendido a lo largo de la historia y del tiempo; por lo tanto, formar parte del elenco es un privilegio, y si además estás interpretando a Julieta, que es un personaje tan lindo, tan inocente, tan joven, no solamente de edad, sino también de espíritu, con tanto valor, es algo increíble. Para eso hay que estar a la altura y sacarlo adelante, por lo que más que una sorpresa y un privilegio, el haberlo hecho constituye un sueño realizado.
La puesta es preciosa, al estilo de Hubert de Blanck; la compañía de nosotros se caracteriza por hacer obras grandes y respetar lo más posible los puntos de vista del autor, entre otras razones porque todos los días nace un niño y tiene el derecho de conocer las cosas sin tergiversación, sin mucho cambio. Nosotros, sin demeritar a nadie, no hacemos un teatro oportunista o para ocupar alguna que otra tendencia, sino que tratamos de usar siempre los códigos eternos del teatro y que se exprese por sí mismo, más allá de otro tipo de punto de vista. Nosotros no creemos que el teatro sea una tribuna; el teatro es teatro, y es para hacer teatro, que dentro de eso uno siempre apueste por el crecimiento y el desarrollo del pensamiento, sí, pero no a través de las tendencias.
Háblenos también sobre su experiencia en Las brujas de Salem.
Otro fenómeno importante para mí fue interpretar a Abigail Williams de Las brujas de Salem, bajo la dirección general de Orieta Medina y la dirección artística de Fabricio Hernández. Eso fue otro antes y otro después. Abigail Williams es uno de los personajes más difíciles de interpretar por cualquiera en el teatro. Uno siempre tiene miedo y reservas, pero es un personaje sumamente atractivo y sumamente difícil. Es inevitable hablar de mi historia sin hablar de Abigail Williams; fue un fenómeno que encantó a todo el público que vino.
Su participación en la recién estrenada telenovela cubana ha sido notable. ¿Qué nos puede contar sobre su personaje, Susana, en Sábados de gloria? ¿Podría compartirnos algún detalle exclusivo sobre su desarrollo en la trama?
Sábados de Gloria ha sido una sorpresa para mí, nunca imaginé que me llamaran para hacer ese personaje. Se lo agradezco enormemente a Tamara Castellanos. Apenas ha avanzado la novela y ya el cariño manifestado por el público ha sido tanto que me ha conmocionado. Susana es un personaje que pudiera haber sido un estereotipo, así que traté de defenderlo, humanamente hablando, durante todo el proceso de construcción para encontrarle todos sus motivos y razones, y que nos sirviera para hacer un ejemplo de mujer. Eso no se va a descubrir ahora, pero sí más adelante, al contrario de lo que pueda estar pareciendo en estos momentos, y creo que la trabajé con profundidad.
Dar las gracias a todo el equipo, porque la verdad que fue un proceso durísimo de grabación; solo nosotros sabemos todo lo que pasamos para grabar, pero está valiendo la pena. Además, trabajar en la misma telenovela con Taimí Alvariño, Yudexi de la Torre, Bárbaro Marín, con Roque Moreno casi todo el tiempo, con Hansel Lestegás, que es mi compañero del teatro de siempre, es un regalo enorme al que solamente puedo dar las gracias a Tamara, a Ernesto Fiallo y a todos los que me ayudaron.
Desde su experiencia, ¿cuáles considera que son los elementos fundamentales en la formación de las nuevas generaciones de actores?
A la hora de formar nuevos actores, no debemos entrar a un aula desde el ego que sale cuando tenemos un conocimiento, sino desde la humildad de cómo yo puedo pasar ese conocimiento y nutrir a quien tengo en frente; eso es lo principal en la enseñanza. En cuanto a las técnicas, la mayoría de los actores, incluso los que se han formado trabajando, tienen las suyas propias y eso está bien; todos los caminos llegan a Roma siempre que haya vocación y gusto artístico, siempre que haya una definición de lo que se quiere y una actitud de desarrollarse. No obstante, el que está frente a sus alumnos tiene que centrarse y saber que cada uno tiene su tiempo y hay que luchar junto con ellos, no en contra de ellos.
Justamente, yo tengo un taller de actuación, es un sueño que comenzó en la pandemia, y actualmente lo llevamos Hansel Lestegás y yo como profesores, y me apoyo mucho en la asesoría de Fabricio Hernández. Son dos, uno pensado para adultos y otro para adolescentes. Este último es el que más enfoque lleva de nuestra parte, porque estamos trabajando con edades en las que se está formando la personalidad y el carácter. Son jóvenes que están conociendo el mundo y necesitan, sobre todo, mucho apoyo, algo que me faltó a mí en esa etapa, porque a veces los profesores imparten los conocimientos desde la brusquedad de que el alumno aprenda inmediatamente, y yo creo que cada alumno tiene su tiempo, y que cada alumno merece una oportunidad, y que el simple hecho de decidir por este camino es una muestra enorme de sensibilidad y respeto por el arte.
Entonces, solamente por eso hay que respetarle a cada alumno sus tiempos, sus espacios y sus posibilidades. No estoy hablando de engañar a nadie; hay alumnos con condiciones y hay alumnos diferentes. Estoy hablando de impartir siempre desde la humildad, siempre.
Algunos actores adoptan aspectos de sus personajes en su día a día para profundizar en su construcción. ¿Es este un método que usted emplea?
Realmente, la principal herramienta es ensayar, desde los conocimientos que tenemos y en particular para hacer televisión. Yo no me llevo los personajes a mi vida cotidiana; en mi vida yo soy Laura con los pensamientos de Laura. Ahora bien, dentro de mi vida cotidiana, yo tengo un tiempo para crear la gestualidad de un personaje, para crear su manera de mirar, de expresarse, en dependencia del personaje que vaya a hacer. En el caso de los teatrales, hay que estudiarlos básicamente en el escenario, aunque se estudie toda su interioridad y mundo interno en casa; a la hora de expresarlo, hay que hacerlo encima del escenario. Entonces no, yo soy Laura y defiendo ser Laura.
Proyectos futuros
En estos momentos estamos ensayando Romeo y Julieta porque, a petición del público, la vamos a retomar. Es una obra que nosotros estrenamos antes de la pandemia y todavía las personas llaman y preguntan por Romeo y Julieta, como preguntan también por El Gallo Electrónico o por Las Brujas de Salem. Por lo que es una nueva oportunidad para que el público interactúe con la obra. Me encuentro también grabando nuevos capítulos de Tras la huella y sigo con mi taller de actuación, que está dando unos frutos sorprendentes; no esperaba que fuera tan alentador.
Las redes sociales han transformado la manera en que los actores se conectan con su público, abriendo nuevas oportunidades, pero también desafíos. En un mundo donde la imagen y la interacción digital cobran cada vez más importancia, el equilibrio entre lo profesional y lo personal se vuelve clave.
¿Cuándo inicia su interacción con las redes sociales?
Yo conozco las redes sociales desde hace años como todo el mundo. Sin embargo, a dedicarle un tiempo de mi vida en específico, comencé hace alrededor de seis meses. Son muy atractivas, sobre todo porque es muy gratificante saber que uno trabaja y que hay alguien que lo está valorando y que quiere estar contigo día a día y saber de ti. No solamente para decirte que estás bonita; son personas que quieren darte los buenos días, que quieren desearte cosas lindas para ti y para tu familia, que quieren ver tu desarrollo, ver lo que piensas, que quieren conocerte, y que sencillamente no pueden estar contigo todos los días, pero quieren estar cerca y pendientes de ti porque tienen una relación bonita contigo. Yo sé que hay casos en los que se detienen a darnos una crítica, o a decir que algo no les gustó, pero, aun así, esas personas nos están dedicando su tiempo. Por lo tanto, yo creo que eso tiene que ser recíproco.
¿Cree que las redes sociales son una herramienta esencial para el crecimiento profesional de los actores, o pueden convertirse en una distracción?
Sí las considero así; las redes sociales llegaron para quedarse, y son el presente, el futuro y el más allá. Días atrás leía un comentario de una especialista en marketing digital, a quien sigo y aprendo mucho con su contenido, en el que decía: “Si tú eres un profesional y tienes conocimientos que valen, probados, avalados por grandes instituciones, eso no quiere decir que los des todos, pero tienes que dar parte de ellos porque tú tienes un valor que aportar”. Precisamente esa es la razón por la cual las personas te van a seguir, porque tú les estás brindando soluciones a sus problemas o brindando posibilidades en la vida. Es por eso que valoro muchísimo las redes sociales, no solamente para uno entretenerse; muchos las usan para eso, pero si tienes un valor, apórtalo, es un deber.
¿Animaría a sus colegas a trabajar seriamente su comunicación por estas vías?
Claro que sí, animaría a todos los que puedan y tengan la disposición y el tiempo a que trabajen las redes sociales aportando valor, porque es un fenómeno increíble, pues se llega a una cantidad de gente a la cual es muy difícil llegar de otra forma. Si existe esa posibilidad, vamos a llenarla de algo que nos permita crecer y ser mejores seres humanos.
Las redes, al ser un vínculo directo con el público, exponen a todo tipo de comentarios. ¿Qué sensaciones le produce sostener este contacto diario?
Es muy gratificante el contacto diario con las personas a través de las redes. Despertar y recibir mensajes de aliento, de respeto y buenos deseos es una bendición, es como tener otra familia. Cuando comentan otro tipo de cosa, yo entiendo que soy actriz, y entiendo que por mi carrera y mi decisión estoy expuesta a que pase eso, y cada cual tiene su criterio y su derecho a opinar, mientras no haya una falta de respeto, ofensas y otras cosas que son inaguantables, pero el resto no, porque es su criterio y te repito, son personas que están dedicando un minuto de su tiempo a mirar mi perfil y saber quién soy yo, así que solamente por eso merecen mi gratitud.
¿Le ha resultado positiva la experiencia de proyectarse en ellas?
Claro que sí, porque es crear una comunidad de personas que confían en ti, y al mismo tiempo es una retroalimentación. Eso me ayuda a crecer, porque tengo que superarme para entregar siempre lo mejor de mí, y para poder uno mejorar y entregar cosas valiosas, tiene que crecer y mejorarse a sí mismo.
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Libro favorito
- El hombre en busca de sentido, El principito, son varios.
Paradigmas en la actuación, cubanos y foráneos
- Isabel Santos, me encanta, Luis Alberto García, Luisa María Jiménez. Foráneos, me encantan Johnny Depp, Meryl Streep y Kate Winslet, la protagonista de Titanic.
Un mensaje a quien la lee.
- Muchísimas gracias por esta entrevista en la que he podido ser yo. Espero que a través de ella me conozcan un poquito más, y ojalá que les guste mucho Susana, pero que esperen otras cosas de ella.
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